Ahora, ébola
Ya sé por qué aguantamos las siete plagas que han generado con radicalidad las políticas
ineptas del Partido Popular, quienes beben de las fuentes del “FAES” de donde emana
inexorablemente la ineptitud por
antonomasia. Cuando debieron llevar a puerto el barco averiado para acotar
consecuencias, lo dejarón a la deriva y a merced de la poderosa naturaleza provocando un
desastre ecológico. Cuando un tsunami de salud,
el ébola, provocado por dudosas
circunstancias, se propaga desde África con mortales efectos para las
poblaciones lo importan, cuando lo que debieron hacer es enviar al origen los medios médicos para combatirlo
y ayudar a solucionar el problema. Si
hablamos de economía, la ya pétrea crisis, provocada por un sistema financiero
auspiciado por la política que en vez de rescatar al ciudadano, que con sustanciosos impuestos los alimentan, muerden la mano benefactora sumiéndoles en una miseria inmerecida y sobre la abandonada ciudadanía propician las siete plagas:
El Engaño mediático, el Robo institucionalizado, el Paro deshumanizado, la
Educación segada para intereses espurios,
la Justicia impertérrita para su salvaguarda, la Anestesia policial para control
de la libertad de expresión y para colmo, ahora, la Salud, ya pauperizada, la sumergen en un probable colapso de amenazante muerte que ira tiñendo el Nilo de rojo.
Para salvarnos de este apocalipsis
que nos enreda esperamos con paciencia benedictina un Moisés, cuando lo que necesitamos es un
Atila que lance las urnas sobre Roma y sus patricios. Mientras, aguantaremos
por una debilidad de nuestro carácter, ocasionada por el sufrimiento interno
como los psiquiatras diagnostican, y que se fue esculpiendo con maza y bedano a
lo largo de la historia por dictadores de aluvión o absolutistas monarcas de
mentalidad "inversa" a los intereses de la
Ciudadanía.
Caudal de simientes sagradas
orillas de ibis y palmeras verdes,
que la vieja historia engendras
dando vida a tus gentiles gentes.
En falúas doradas navegamos
con amores de míticos leones
camino de los excelsos tálamos
donde se alumbran
faraones.
Río verde, de esperanza verde
que la breve existencia divide
entre oriente y occidente.
En tu Este las oscuras tumbas
y los templos de luz al Oeste.
Para Norte, tu divina corriente.
Y aquí la peste.
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