Mi
“jaloguin”
Me
acosté con el pensamiento puesto en la bruja de la veleta que indica la dirección
de los vientos que corren y soñé que andaba en la desesperanza de los tejados
al socaire del abandono, pero el sueño fue placentero: soñé con Hécate,
soberana de las almas de los muertos y madre de Medea y Circe. Me vendía a sus
hijas a precio de saldo, pues solo me pedía pecar y tan dado a ello, enseguida acepte. No sabia
a quien elegir primero, si a Medea en
cuyo currículum destaca su magia por la que los hombres hagan lo que ella quiere,
o a Circe que los transforma en cerdos, aunque al final se enamore de Ulises. En
principio Medea me gustaba más, pero tenía algún inconveniente; se venga de los
maridos infieles y la aparte de los placenteros sueños, sobre todo porque dicen
que las Medeas son las más hábiles urdidoras del mal y que para conseguir sus
fines se aprovechan de su fuerte erotismo frustrado: no quiero magia maléfica.
Rodé
bajo las plumas de ganso y en posición supina, desconcertado, me acerque a
Circe que esperaba impaciente mi decisión, diplomática ella, me abrió los
sueños hacia hechizos que fabrican filtros y conjuros para dar respuesta a las sensaciones
amorosas desesperadas que tienen el hombre y la mujer en un mundo que no pueden
controlar y me aconsejo decir, mientra se vierte una gota de menstruación del
obscuro objeto del deseo en el café:
Desentierra todo lo que esta
impidiendo que -su nombre- venga a mi -nuestro nombre-. Aparta a todos los que
contribuyan a que nos apartemos y que el no piense mas en otras mujeres, que
solo piense en mi -nuestro nombre-
Y, ante la dificultad de
encontrar la pócima desistí también de Circe, pues si me dan la pócima para que
quiero ya el conjuro. Aunque las Medeas y las Circes, conozcan bien los
secretos de amor-pasión dejan en entredicho con su proceder el amor al prójimo
y si trabajan para alguien lo hacen torcidamente o por lucro a pesar de que las rimas de los conjuros se acerquen a la
poesía, sobretodo cuando pierden ambos el significado hermético. Cuando esto
fue, me desperté y en el insomnio leí poesía porque no quería encontrarme en un
mundo mágico-religioso contrario a los intereses de la sociedad.
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